Un joven italiano de 28 años, Cristian Friscina, ha sido la última víctima de la homofobia extendida en las autoridades italianas.

El chico acudió a las instituciones públicas de la ciudad de Brindisi para renovar su carnet de conducir, encontrando un rechazo tajante a dicha posibilidad por contar con una supuesta patología.

A Friscina le comunicaron que ser homosexual es una «patología grave», algo que supuestamente podría poner en riesgo la seguridad en las carreteras del país, por lo que le denegaron la renovación.

Las autoridades competentes conocían la orientación sexual del chico gracias al Ejército del país, que ya contaba con dicho dato tras el servicio militar que cumplió Friscina.

Asociaciones de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales del país se han quejado por la homofobia existente y la impunidad con la que se realizan declaraciones y actos homófobos en Italia.

Pese a ello, los medios y la sociedad del país no han rechazado el suceso discriminatorio, un acto que ha pasado desapercibido en un país acostumbrado a declaraciones discriminatorias de sus máximos representantes políticos.

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