EL TRAJE NUEVO DEL NUEVO MOLINO
Jun 2nd, 2011 | By Jose | Category: PUNTO DE MIRA
¡QUE POLVO TIENE EL CAMINO! ¡QUE POLVO LA CARRETERA! ¡QUE POLVO TIENE EL MOLINO! ¡QUE POLVO LA MOLINERA!
En los años felices y heroicos del viejo Molino, estas estrofas del cuplé de despedida de los espectáculos, eran coreadas por toda la sala, en medio de una atmosfera cómplice y de una euforia general.Y te ibas a casa tan satisfecho, con una sonrisa de satisfacción en los labios (eso, los más sensatos y “decentes” de los espectadores) Pero claro, hablo del Siglo XX.
En el nuevo Molino algo ha pasado. Lo hemos recuperado, es cierto. Ha vuelto a su emplazamiento de antaño más nuevo, sin una arruga, tecnológico a rabiar, con un espíritu y unas ínfulas de Siglo XXI que apabullan, pero…
La época, la estética, la música y los cuplés, los libretos, las vedettes y los “boys”, los decorados de papel pintado, todo eso, quizás ya no se aguantaban ayer, y menos hoy. Ni como espectáculo ni como reliquia, pero…
Ya nadie espera encontrar las frases de doble, y triple, sentido, los guiños de complicidad de vedettes y actores que sólo conseguían ruborizar a las parejitas tímidas lanzadas a los leones. Ni los cuplés desafinados donde vecino rimaba con pepino, pero..
¿Y por qué tanto pero?
Pues porque cuando entraron los «bulldozers» a derribar el viejo Molino. Cuando, tras meses y meses de ver aquella fachada desnuda y descarnada como una raspa de bacalao al sol, las nuevas tecnologías se apoderaron del espacio. Cuando entraron por fin las brigadas de limpieza con sus potentes aspiradores,el polvo del camino, de la carretera y del molino desapareció. Entre todos se lo llevaron por delante.
Y si no se llevaron el polvo de la Molinera, es porque Merche Mar, la molinera en funciones del espectáculo, con la ayuda de La Terremoto de Alcorcón, que se “empolva” sin ninguna dificultad y con mucho salero, se niegan a que les pasen escoba o aspiradora alguna por los pies. ¡Benditas sean!
El local no tiene nada que ver con el anterior, por fortuna y por desgracia.
Hubiese sido un error querer rejuvenecerlo para convertirlo en una vieja vedette retocada, siliconada y maquillada con brocha gorda. Solo que el Nuevo Molino, es un espacio oscuro, «supongo que fashion»,plagado de leds por todas partes y que cuenta con todos los adelantos escénicos.
Pero donde antes había luz, color, brillos, papel pintado y purpurinas, ahora hay una pantalla como único decorado, que si, tiene «chiquicientas posibilidades», pero todas semejantes e intercambiables. Donde antes había unos vestuarios repletos de plumas y lamé, ahora hay el muestrario completo de luto, de Triumph o de Belcor. ¡Qué tristeza da ver aquellas bailarinas monísimas afligidas por tanto sostén y tanta braga de color negro o color “ala de mosca”.
Y si hablo de la única alternativa, los corpiñosmodelo “Opus Dei”, amplios, cumpliditos por abajo y por arriba… entonces ya cierro el estanco.
Las bailarinas preciosas y cumplen con creces.Los bailarines, “boys” y chicos para todoestánmuy buenos («pa»que voy a decir otra cosa) y también tienen gracia y salero.
Pero todo el que tenga más de cuarenta años, solo volverá a sentirse satisfecho cuando Merche toma las riendas del espectáculo y se pasea por entre el público. O cuando La Terremoto de Alcorcón reivindica con mucha sandunga el obligado número de la Copla Española: “Una cosa fina, de mucho gusto, mu sentía” y se arranca con “Las Cosas del Querer”.
De acuerdo, “El Molino” ya cumplió su trabajo y quizás no tenia sitio en la nueva Barcelona del Siglo XXI.
Pero sin polvo, ya nada es lo que era.
José Massagué.