Expo YVES SAINT LAURENT
Dic 20th, 2011 | By Blog - Editor | Category: Expo G, PUNTO DE MIRA
“La Moda no es un arte, pero hay que ser artista para crearla”.
Esta es, en esencia, la idea que tenia Yves Saint Laurent de su oficio y que expresó más de una vez en voz alta.
Extraña idea en quien llevó su oficio, la moda, a alturas que nadie llevó, ni llevará, nunca.
Chanel, Balenciaga, Christian Dior,…todos ellos excelsos, revolucionaron en su momento la moda femenina, dieron pasos de gigante en conceptos, en diseño, en la voluntad de liberar, embellecer, consagrar como iconos a las mujeres.
Pero sólo Yves Saint Laurent seria el visionario que pondría la moda al alcance de todas (casi todas) las mujeres. Que, pese a su exquisitez, su genial magia, la fantasía desbordante de sus diseños, no se quedaría únicamente en el exclusivo mundo de la alta sociedad, de las millonarias que compraban, lucían y coleccionaban sus diseños.
El “Prêt à porter” que él creó, ha sido la revolución más grande que se experimentó en el mundo de la moda del siglo XX. Porque si Chanel inventó su “petite robe noire”, sus “tailleurs” ribeteados, la bisutería barroca y abundante, o Christian Dior subió la falda hasta la rodilla, eran sólo cambios en el estilo de la moda, pero esta seguía siendo algo a treinta codos por encima del común de las mujeres.
Podría seguir escribiendo sobre Yves Saint Laurent páginas y páginas, pero creo que será mejor que les recomiende, les aconseje, les insista, (si pudiese, les obligaría a ir de la oreja) a que se acerquen a la Fundación Mapfre a sumergirse en el delirio, la borrachera fantástica de color, líneas, texturas de los 150 modelos, amén de los bocetos, “toiles” y muestrarios que allí se exhiben.
Un recorrido amplísimo y perfectamente preparado por la vida y la obra de Yves Saint Laurent, en el que se adivina el amor y la admiración de quienes le rodearon.
Una catarata de estímulos visuales y emocionales que, debo advertirlo, no puede ser devorada en un bocado tan solo.
Debe de ser degustada, saboreada poco a poco, con el lento y pausado placer con que se saborean las delicias de una buena cena.
En ello, tienen ventaja los madrileños, puesto que, siendo gratuita la muestra, pueden volver una y otra vez a descubrir y redescubrir la genialidad que salta a la vista y la que se esconde en cada uno de los pliegues de las obras maestras del modisto. Si, ese muchacho de Oran, tímido, delgado y con gruesas gafas de concha que atendía por Yves Saint Laurent.
José Massagué